Hace veinte añitos, que se dice pronto, el club nació y tenemos todo el derecho a presumir de su influencia posterior y presente en el ajedrez asturiano. “Miniatura” es como se llama en ajedrez a una partida corta y miniaturas era lo que teníamos y tenemos en el club: un gran grupo de chavales viviendo este deporte desde muy temprano. Recuerdo con mucho cariño esos años de ferviente actividad, la eclosión de una serie de jugadores fabulosos, de nuevos monitores y de unos padres que se involucraban en el club con tanta pasión como el resto.

Bajo la mano de Javier Madera coordinándolo todo, los entrenadores, militando en otros equipos, íbamos viendo en el ocaso de los años 90, con sana envidia, que los chavales progresaban rapidísimo. Un nuevo ciclo había de comenzar, con Jose Ramón Artime como incansable motor todoterreno, el ajedrez prácticamente invade Oviedo, eran muchísimos niños practicándolo en los colegios, ¿qué más se podía hacer?

Es poco antes del año 2000 cuando varios monitores pasan a formar parte del club: destacaban los maestros Rubén Pascual y Patricia Llaneza, reforzando el primer equipo mientras otros apoyaban en el “B” o el “C”. Ni que decir tiene que esto supuso un estímulo para los jóvenes, que ya estaban dando sobradas muestras de gran proyección. Hablamos de unas generaciones doradas en el ajedrez asturiano, principalmente las de los nacidos entre el 86 y el 89. En Gijón aparecía Kike Álvarez y Aitor Alonso en Infiesto, ambos del 86. Ignacio Montes (1987) en Mieres, por citar algunos “grandes” que os serán familiares a todos. En nuestras filas daban susto tras susto cadetes e infantiles como Marcos Llaneza, Javier Recuero y Javier Baragaño (1987), Javier Fidalgo y Sergio Guerrero (1988) o Lucía Fidalgo (1989). Más joven aún era David Recuero (1991), ya todo un fenómeno igualmente. El bagaje de los juveniles “veteranos” Enrique Aparicio e Ignacio Cascudo servía para completar alineaciones en la máxima categoría regional con medias de edad nunca antes vistas.

La dimensión del club aumentó considerablemente pero eso no significó, de ninguna manera, olvidarse de la base escolar. Entre otros eventos, el decano torneo “Ayuntamiento de Oviedo” se consolidó como una fenomenal fiesta de fin de curso ajedrecístico y entre sus ganadores hay jugadores que ahora son referencia en nuestra región y fuera de ella. Ese campeonato fue “ascensor” para muchos niños, no sólo los que terminaban en los primeros puestos, y refleja la importancia de cada escalón en la trayectoria deportiva y personal de los naranquinos.

Los resultados que acumulábamos en los Campeonatos por Edades hablaban por sí mismos: nos habíamos convertido en un club base relevante a nivel nacional incluso. Tanto fue así que los niños querían ser mayores…

…y se consiguió aquello. Anecdótico o no, en el 2002 se probó por vez primera “la final a cuatro” en el Regional por equipos. Nuestros muchachos accedieron a ella… ¡ y la ganaron!, sí, campeones de Asturias, superando al “Uni” o al “Grupo”. Podría llenar páginas con los nervios, la emoción y la alegría de tan inolvidable tarde pero no sería justo, para mí fue un paso más, ni más grande ni más pequeño. “Rubenano”, Patricia, Javier Recuero y Marcos firmaron sobre el tablero ese momento, Aparicio, Cascudo, Javier Fidalgo o David Recuero contribuyeron en la liguilla final. No menos protagonismo tuvieron otros jugadores, como Amer Zanabili o Ignacio R. Solís, que jugaron alguna partida durante la temporada regular pero en general fue algo colectivo, y de aquella época ya cabe destacar la aportación, más allá de su juego, con su presencia e ilusión, de Alberto Sánchez, Rodrigo Prieto, Annuar Dawas, Christian Cabo, David Cabal o Jacobo Martínez … entre otros. Sería un error quedarse ahí, pensar que ese día, del que otros pueden dar profusos detalles, fue el mejor del club; no, todo debía y debe continuar. Personalmente, pienso que nuestro mayor éxito es lo que somos, lo que sois, lo que hicimos y lo que estáis haciendo – que os tengo controlados –.

Con posterioridad a la consecución del título y como resultado natural del trabajo impagable de alumnos y monitores (Jesús Ángel Lobo, Iván González, Aitor Alonso… una gran lista, ¡ hay tantos!), llegaron Alicia Guerrero, Pablo Martínez, David Baragaño, Luis Marcos, Sergio Fernández, los hermanos Patallo, Javier Redondo… en fin, todos y cada uno de los naranquinos, que seguís haciendo Historia. Presencia en Mundiales, Europeos, Olimpiadas, concentraciones, los torneos pioneros “Pablo Morán” de ajedrez a la ciega… el club creció hasta lo que es y disfrutáis ahora, una gran familia. El nivel actual es fantástico y me encanta poder escribir vuestros nombres en prensa porque es sinónimo de “éxito deportivo” pero sigue siendo algo secundario, lo importante es la ilusión que todos ponéis en cada actividad, sin ella lo otro no llegaría.

¿Mis recuerdos?, éxitos nacionales e internacionales, récords… podríamos tirar de hemeroteca, pero no es el objeto de este texto. Los más jóvenes, algunos de los cuáles ni me habréis visto porque llevo años “fuera”, podéis escuchar historias de medallas, de trabajo y de superación, palabras y conceptos que os son familiares y con los que no os voy a aburrir. Sobre todo no olvido “el día a día”, la alegría de ser DEL CTD CIUDAD NARANCO. La clave es la continuidad y un trofeo es lo que merecen, vuestras referencias actuales, Alberto Sánchez y Pablo Martínez, que han heredado totalmente la filosofía de una semilla plantada hace veinte años y eso vale más que una liga.

Mayo 2015

Campeones de Asturias.

Campeones de Asturias.

Camp… no puedo describirlo. Para evitar cualquier amago de amnesia, lo habéis vuelto a hacer, a plasmar el trabajo en resultados. No voy a felicitaros desde la adulación sino desde el reconocimiento a esa filosofía de la que hablo y que da frutos, de vez en cuando en forma de títulos. He disfrutado de la consecución de esta segunda liga tanto como vosotros aunque o me pertenezca en absoluto. Precisamente por eso me he alegrado, el Naranco es un club generacional; sois un grupo magnífico (oh, adulación) y arranca una tercera década en la que espero ser más partícipe (el virus Naranco).

Desde la distancia geográfica y temporal, en perspectiva, veo, y nadie me va a refutar esto, que no hemos dejado de coleccionar pequeños momentos, miniaturas, y, creedme, esas experiencias no las cambio por nada, no hay mejor palmarés deportivo, por encima de títulos individuales o por escuadras.

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