Por Víctor Llaneza Vega

Tras muchos años fuera, me alegra ver que siempre que me acerco a Oviedo hay algo ”naranquino” que ver; estas Navidades no han sido una excepción, creedme. Cuando hace ya unos tres lustros echó a andar el ”Torneo Pablo Morán” de ajedrez a la ciega todos salimos ganando: los jugadores por poder ser los auténticos protagonistas y pioneros de una prueba así en nuestra tierra, el público, que pudo comprobar in situ que, en cuanto a las piezas de ajedrez se refiere, para algunos no hay apenas diferencia entre ”ver” y ”mover” y, finalmente, los organizadores, a quienes nos llenó de satisfacción poner el evento en marcha quedándose algunos – entre los que no me incluyo por pura incapacidad de abstracción – con las ganas de saltar a la arena.

De ese gusanillo nacieron los Torneos ”B” del Pablo Morán, con prácticamente las mismas reglas y exactamente idénticas premisas: AJEDREZ, espectacularidad, camaradería y buen ambiente de la mano, todas ellas tan palpables como el tablero vacío y el reloj, lo único que pueden tocar los participantes de estas citas tan singulares. Sin llegar a los niveles de calidad de su hermano mayor – 15 años acaba de cumplir en este recién estrenado 2014 – nos deja siempre buenas partidas. El pasado mes de diciembre tuve la fortuna de presenciarlas en riguroso directo.

El cuadro final refleja la victoria clara de Patricia Llaneza, pero no hay gráfico ni sistema que cuente todo lo que acontece en un torneo, hay que ir más allá, a las partidas, a los entresijos de cada ronda y a la sala de juego por la mañana, algo que Luis Marcos, uno de los favoritos, no consiguió, por lo que sólo disputó tres juegos: duro contratiempo.

Quizás esa ausencia matinal de Luis le privó de algo más de emoción al torneo por arriba pero tampoco hay que pensar que la cosa fue un paseo para Patricia. Ella misma reconoció que su partida más dura la tuvo ante el joven debutante Javier Reno y sólo su triunfo sobre Cascudo, segundo sin discusión,  le allanó el camino algo. Sergio se perfilaba como candidato al título igualmente y aunque estuvo a buen nivel, le faltó un poco de experiencia contra los rivales directos: el próximo año lo hará mejor, capacidad tiene.

Confirmando que los cuadros finales a veces hasta casi mienten, destacar que Reno bien pudo puntuar mejor pues, además de entablar sin dificultad con Luis Marcos también podría haberse impuesto a Pablo Martínez en una partida loca que al final cayó del lado de Pablo. A Martínez, que se llevó sólo ese punto, le faltó la suerte necesaria en esta modalidad cuando se arriesga tácticamente.

Pero por encima de puntos, desempates… y dejadas – que las hubo – lo que está claro es que todos ganamos  – lotería navideña aparte, con la fortuna para el club como telón durante todo el torneo –  con este tipo de iniciativas, que mantienen viva, muy viva, a una comunidad ajedrecística con ganas de seguir haciendo actividades en las que lo de menos son el resultado en números: al Naranco lleva veinte años tocándole el gordo… porque jugamos, que es el único requisito para ganar, a fin de cuentas. Y ahora, a preparar el aniversario: 1994-2014, ver para creer todo lo construido en estas dos décadas.